Cuenta la historia que una confusión con las llaves de las taquillas del Titanic extravío unos prismáticos que resultaron clave (entre otras muchas cosas) para evitar el «topetazo» que todos conocemos. Y hablando de lujos que uno no puede permitirse, quisiéramos lanzar una pregunta a la empresa: ¿qué pasa con los relevistas que estuvieron, están y dejarán de estar?
Las palabras e intenciones ya las conocemos. Se habla últimamente de rejuvenecer la empresa y, casualmente, son esos relevistas los «jóvenes» de la casa, los que tiran para abajo la media de edad de la plantilla (57 para los despistados).
Son gente que ya venía formada de sobra y que tras muchos meses (en algunos casos años) de estancia aquí, conocen la dinámica de trabajo, los usos y costumbres y el talante de la gente. Las ganas y la ilusión vienen de fábrica, porque vamos a reconocerlo: cómo se lo curran, qué poquito se escaquean, cómo se les endiñan los marrones… que antes de la llegada de los «reservistas» aquí no usaba el WhatsApp Web ni Rita the singer (tranquilos que Rita está felizmente prejubilada, cobrando más en casa que cuando trabajaba, y su relevo se va al paro en cuanto ella se jubile).
Desde la Agrupación de Trabajadores les pedimos que no prescindan de la gente válida. Sigan contando con ellos, ya sea con mejoras de contrato (adjuntamos enlace de una sentencia del TSJA sobre mejoras de contrato y Relevistas abajo) o en su defecto con nuevos relevos. Hagan que se sientan parte de la empresa, traten bien a la gente, es fácil, y no duden que les será devuelto con creces. En su mano está que la empresa vuelva a tener la ilusión, las ganas y la fuerza que tenía en sus inicios, además de la juventud de la que hablan.