La verdad es que el sistema de contrato de las 46 personas dentro del programa de primera experiencia laboral no puede ser más chapuza. Y no ya por nuestra empresa, que debería haber sido más transparente, si no por el SAE, que ha enviado a personas que no cumplen los requisitos y los que compañeros de RRHH han tenido que rechazar.
Según el sistema establecido, la empresa expone sus necesidades de trabajadores a través de un código de ocupación que agrupa, se supone, una serie de competencias y de formación. Luego, el SAE selecciona a varios candidatos que remite a Canal Sur. Candidatos que, mínimo, deben cumplir con los requisitos, algo que no ha sido así en varios casos. Además, en no pocas ocasiones, los perfiles de los candidatos y sus habilidades no se ajustan a lo requerido de forma que también son varios los que se han tenido que rechazar. Es tal el oscurantismo que es imposible dilucidar cuáles son los criterios de selección, por qué el SAE ha elegido a unos en lugar de a otros y por qué se ha saltado, en algún caso, las peticiones hechas. La empresa les va a requerir más información.
Pero, además, lo grave de todo este proceso que Antonio Sanz vendió como la panacea, es que estos trabajadores que ya se han incorporado, excepto estos pocos que no cumplían con los requisitos, son trabajadores en PRÁCTICAS no como quiere hacernos creer la empresa trabajadores de pleno derecho. Así se especifica en el programa europeo. Por tanto, deberían tener un plan de formación y un tutor. Pero la dirección mira para otro lado y los va a usar para tapar la multitud de agujeros que tenemos. Lo hará de forma irregular, sí, pero lo hará. Así que, desde la Agrupación de Trabajadores, animamos a estos contratados a que denuncien cualquier irregularidad que detecten.